La madera habla: cómo aprendí a escucharla

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The Wood Speaks: How I Learned to Listen

Cuando empecé en la carpintería, creía que lo importante era lo que yo quería hacer con la madera. Tenía mis herramientas, mis planos y una idea clara en la cabeza. Pero con el tiempo, aprendí algo que cambió mi forma de trabajar: la madera también tiene algo que decir, y si no la escuchás, se encarga de recordártelo a golpes… o peor, con proyectos arruinados.

Te voy a contar algo que me pasó hace un tiempo. Estaba cortando un tablón para un estante que, en mi mente, iba a quedar perfecto. Todo iba bien hasta que noté que el serrucho hacía un ruido raro, como si estuviera protestando. ¿Qué hice? Lo ignoré. Estaba demasiado concentrado en avanzar como para prestarle atención a un sonido. Cuando terminé el corte, me encontré con una grieta enorme justo en el medio de la tabla. Era como si la madera hubiera intentado avisarme y yo, terco, me negué a escucharla.

Con el tiempo, empecé a notar esas pequeñas señales que antes pasaba por alto: el crujido de una tabla seca, el sonido agudo cuando clavás en madera húmeda, el golpe sordo que te dice que tus herramientas necesitan un repaso. Esos detalles que parecen insignificantes son en realidad la manera que tiene la madera de comunicarse con vos. Y sí, puede sonar medio místico, pero escucharlos hace toda la diferencia.

No solo se trata de los sonidos. La madera también te "habla" con sus vetas, sus nudos y hasta sus imperfecciones. A veces, te pide que la dejes ser. Me acuerdo de un proyecto donde intenté esconder un nudo enorme porque, en mi cabeza, no encajaba con el diseño. Gasté horas intentando disimularlo con masilla y lijado, pero al final, terminé abrazando el nudo y convirtiéndolo en el centro del diseño. Fue lo mejor que pude haber hecho.

Trabajar con madera es un diálogo constante. No se trata de imponerle tus ideas, sino de encontrar un punto medio. Escucharla significa detenerte un momento, pasar la mano sobre su superficie, observar sus detalles, dejar que te cuente su historia. Cada tabla tiene algo que decir, y cuanto más aprendas a escuchar, mejores serán tus proyectos.

Así que la próxima vez que estés en el taller, bajá el ruido, prestá atención. Dejá que la madera te hable, porque lo hace. Y si la escuchás, te aseguro que vas a aprender mucho más de lo que esperabas.

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